CORPO - OBREROS SIN LA VÍACuerpos. Cuerpos que trabajan. Cuerpos que se representan, se uniforman, funcionan, se arman y desarman. Se descomponen en piezas con sentido, coherentes, capaces de entrelazarse, conectarse, ser producidas y reproducidas.
La unidad de estas imágenes proviene de múltiples coincidencias que dan la sensación de una serie: las cajas que ofrecen una parte de un cuerpo desmembrado pero limpio, esquemático; una caneca con el boceto de otro cuerpo que indica una acción, cumple un propósito; dos obreros anónimos, cuerpos con trabajos definidos, explícitos; todo unido por la persistencia del color azul.
El contraste está en los elementos que rompen la rigidez y recuerdan que al final, en los cuerpos persiste la vida: el pasto que crece, la posición de los dos hombres que descansan olvidando su propósito y observan con calma el “horizonte”, se relajan, se distraen, se hacen el paisaje mismo.
QUE RICO LO RICO - LA CAIDA
Unas formas sinuosas y elegantes resultan coincidentes, más bien penosamente coincidentes, con unas vulgares y desgarradas. Sin embargo, los papeles se invierten, las figuras se acercan porque, de alguna manera, parece más plácida la situación en donde la muerte ya se ha hecho evidente, que aquella en la que la desgracia está proceso. Habría, por lo menos, que declarar un empate entre esa especie de baile interrumpido que insinúa el pollo ya convertido en comida y la tristeza casi vacía del caballo que insiste en recordar un esplendor desvaído. Es el punto de encuentro entre un animal cualquiera que alcanza su lugar como manjar y otro que se opaca y repliega sobre sí mismo.
